Las gafas ocultan una nariz biónica capaz de devolver el sentido el olfato a víctimas del Covid-19.
Un equipo de investigadores de la Universidad Comunitaria de Virginia ha logrado desarrollar una nariz biónica en forma de lentes, con la capacidad de restaurar las conexiones nerviosas de las personas que han perdido el sentido del olfato como consecuencia a alguna enfermedad como en algunos casos de COVID-19.
La nariz biónica es en realidad una neuroprótesis para el olfato que se parece mucho a un implante coclear, que se usa para mejorar la audición.
Este dispositivo funciona como un sensor que transmite una señal a un receptor con varios electrodos implantados en el cerebro. Este receptor estimula el bulbo olfativo con patrones correspondientes a olores específicos, como en los audífonos.
Los bulbos olfativos son dos áreas del cerebro donde el cuerpo humano recibe y lee las impresiones olfativas. Para que funcione, el implante debe tener el tamaño adecuado para estas áreas en el borde del cerebro.
Sin embargo, no es tan sencillo que funcione ya que la nariz del ser humano cuenta con acerca de 400 tipos diferentes de receptores que detectan moléculas de olor. Juntos, permiten a los humanos distinguir hasta 1 billón de olores diferentes.
Al realizar pruebas en humanos en 2018, los investigadores se dieron cuenta de que colocar electrodos directamente en el cráneo transmite un pulso eléctrico al bulbo olfativo. Pero los pacientes dicen sentir olores extraños, muy diferentes a los presentados.
Ahora, las pruebas quieren ver si el sentido del olfato mejora con un implante en el bulbo olfativo. “Teóricamente, hay muchas maneras diferentes de llegar allí”, dijo a Spectrum Daniel Coelho, profesor de otorrinolaringología e investigador de prototipos.
¿Cómo se pierde el sentido del olfato?
Con Covid, los informes de pérdida del olfato se han vuelto mucho más comunes, pero el virus no es el único responsable. La anosmia, o la incapacidad para oler, también puede provenir de lesiones en la cabeza, exposición a toxinas y otros problemas médicos como tumores y Alzheimer.
Además, el sentido del olfato también puede “atrofiarse” con el paso de la edad. Un estudio de 2012 muestra que el 39% de la población de 80 años o más tiene disfunción olfativa.
En el cuerpo humano, el sistema olfativo tiene un peso esencial. Cuando el olor llega a la cavidad nasal, las moléculas se unen a las neuronas receptoras y envían señales eléctricas a los nervios olfativos.
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