La influencia de elementos naturales ha inspirado una vez más a la invención de un objeto alucinante
Un equipo de investigadores de la universidad de Kent en Canterbury, Inglaterra, ha usado una proteína llamada Talin (la cual funciona como una especie de absorvente natural para las células) para crear un sorprendente material capaz de retener grandes cantidades de energía, al grado de frenar proyectiles que alcanzan velocidades altas sin destruirse, de acuerdo al estudio.
De continuar con los avances, este material podría cumplir grandes propósitos en la rama aeroespacial, en donde sería un gran aliciente contra los daños que reciben los vehículos de transporte en el espacio exterior.
Este nuevo hallazgo también podría tener usarse en la rama de seguridad para la construcción de armaduras a prueba de impactos de bala. Los productos actuales comúnmente se fabrican utilizando una mezcla de cerámicas con componentes a base de fibra de carbono, lo cual los hace susceptibles a recibir daños considerables.
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¿Cómo funciona talin, la proteína que permite crear materiales casi indestructibles?
Desde un punto de vista molecular, la estructura de Talin se desenvuelve frente a la tensión de fuerzas, disipando en el proceso la energía que recibe al moverla de un lado a otro de su composición. Esto no sólo le permite ser un gran freno, sino que también le deja ser reutilizable múltiples veces durante las mismas pruebas, manteniendo en todo momento sus células a pie contra fuerzas externas.
La proteína tiene que ser combinada con otros ingredientes para al final recibir la forma de TSAM (Talin Shcok Absorbing Material o Material Talin de Absorción de Choques, por su traducción literala), el cual tiene las características deslumbrantes que lo hacen soportar grandes fuerzas.
¿Cómo probaron el material de talin?
Para demostrar su eficiencia, los científicos sometieron a diversos impactos al TSAM, desde partículas de basalto hasta fragmentos grandes de aluminio. Estos elementos fueron lanzados desde velocidades que iban de los 1.5 kilómetros por segundo, lo cual equivale a más de 4 mil kilómetros por hora, tres veces más rápido que una bala de nueve milímetros siendo despedida por el cañón de una pistola de mano. Por si fuera poco, no sólo el material TSAM resistió los impactos, sino que también los elementos arrojados contra él fueron destruidos en el proceso.
Hay que aclarar que de acuerdo a las dimensiones de los objetos arrojados, no se deberían de hacer suposiciones de la resistencia del TSAM frente a otros proyectiles más considerables, como los de un tanque de guerra, por ejemplo, pero sus resultados sirven para ilustrar el potencial de este descubrimiento.
Los investigadores esperan que con el tiempo, puedan hacer más usos del hidrogel, sobre todo encontrar una forma de construirlo para que sea más ligero y así pueda ser empleado como armadura de batalla. De momento, su experimentación está restringida al terreno de las posibilidades.
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